Información sobre adicciones
Adicción al cannabis
La marihuana es la droga ilegal más consumida en el mundo y, si bien tiene una capacidad adictógena inferior a otras sustancias, su inicio de consumo temprano (normalmente en la primera adolescencia), su habitual característica de “puerta de entrada” a otras drogas, su frecuente asociación con el alcohol y el escaso conocimiento de sus consecuencias físicas, mentales y en los proyectos vitales de las personas la configuran como altamente peligrosa. De hecho, algunos expertos la consideran como la droga responsable de proyectos vitales frustrados y trayectorias truncadas de muchos adolescentes y jóvenes.
Tanto la marihuana como el hachís (derivado de la marihuana entre 5 y 6 veces más fuerte que aquella) son sustancias alucinógenas cuyo consumo, habitualmente fumado (“porros”), produce perturbaciones en el cerebro que suelen traducirse en una sensación inicial de euforia y percepción sensorial alterada, seguidas de sensaciones de sueño, relax o depresión, muy variables dependiendo de los casos.
El humo de la marihuana tiene entre un 50% y un 70% más potencial cancerígeno que el humo del tabaco. Por otra parte, su uso continuado aumenta el riesgo y puede provocar enfermedades respiratorias, inmunológicas, daño cerebral, infertilidad y apatía sexual.
Desde el punto de vista mental, el consumo de cannabis puede producir episodios psicóticos y aumenta el riesgo de padecer enfermedades mentales para las que hubiese predisposición.
Adicionalmente, se ha demostrado que en los consumidores habituales las funciones mentales tienden a reducirse y empobrecerse: deterioro de la memoria, dificultades para aprender y retener, lentitud de respuesta…
Su síndrome de abstinencia puede ser parecido al de la nicotina y suela cursar con fuerte deseo de consumo (“craving”), insomnio, irritabilidad y agresividad que suelen durar semanas y necesitar de intervención especializada.
Consejo de nuestros especialistas
La intervención precoz, con tratamiento especializado habitualmente ambulatorio, sobre todo en los casos de adolescentes y adultos jóvenes, puede reportar beneficios muy significativos a largo plazo: desde la evitación de las secuelas físicas y mentales descritas y de frecuentes evoluciones a perfiles de policonsumo (que incluyen alcohol y cocaína con más frecuencia) más complejos y de riesgo, hasta la facilitación de proyectos vitales más gratificantes y menos limitados para los usuarios de la droga.
Nuestro abordaje de tratamiento en INTAD es integral, individualizado a cada caso y multidisciplinar, combinando intervenciones farmacológicas en su caso, psiquiátricas (la presencia previa o posterior de problemas psicológicos, adaptativos o psiquiátricos es bastante frecuente) y, sobre todo, psicoterapéuticas de amplia base que suelen incluir el ámbito familiar y relacional de la persona afectada como garantía de mayor eficacia.
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